Las historias arrancan por el principio, pero la mia contará hoy mi final.
Se me hace que entre la reflexión, la nostalgia y el contacto humano nace la idea de pensar en la muerte.
Escogí, por ejemplo, la canción de mi funeral. No espero multitudes, ni más llantos de mi gente. Que me llore quien me tenga que llorar. Quien se haya reído conmigo a rabiar, quien me provocó lágrimas de alegría y el que soportó la explosión de mis carcajadas acompañándolas.
Ojalá sobren abrazos y sonrisas sinceras, cosas en las que creo firmemente.
Tal vez aparezca el que quiera decir un discurso. Si es elocuente y tiene buen humor, déjenlo, pero jamás permitan al fanfarrón o al mentiroso hablar en mi nombre.
No son muchas las flores, me gustaría que volarán miles de aves, que se contaran sueños locos como mi hamaca voladora, los antojos inoportunos de tamal, las noches de ella baila sola. El ataque español, los viajes a Riosucio, el invierno en motocicleta. La Habana, Cartagena, la vuelta a San Andrés en bicicleta.
Dirán de mi cama libertaria, las siestas de los sábados, los besos detrás de las puertas. Los loiros de mi vida y los ojos pardos de mi abuela.
Cuando todo se acabe y me lleven a las llamas, sonará Tiempo y Silencio.
Porque habrá música el día de mi muerte, se hablará del eclipse de luna en el que nací. Las historias de mi abuelo, el de los boleros. Como me fluían las lágrimas bajo cualquier injusticia.
Mi sueño pesado tras los aguaceros. Quisiera risas, diversas, como la gente que me acompañará ese día, al final de mi compromiso con la vida.
Ayyy Dios tantas cosas...jejeje espero poder cumplir alguna si no son todas!
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