jueves, 6 de noviembre de 2014

Como accidente

Hubieses querido que resultara en tu vida como un accidente.
Que me encontraras en el camino como una moneda en el pavimento,
O como un perro desvalido.

Pero soy de esas cosas que guardabas en el calor de tus planes.
Somos de esas cosas ajadas con el paso de la experiencia,
que adquieren el sabor con el trasegar,
agarrando polvo, curtiéndose de vida,
de viento y de sudor.

Intentaría, una que otra mañana, aparecerme como un espanto
Sorprenderte de noche, un toque en el hombro,
Que al voltear la cabeza te des cuenta de que estoy ahí,
prendida de tu mano.

Pero me regalas besos que abarcan años.
Me lanzas miradas que intentan traspasar lo vivido,
Lo que ya no nos podemos contar,
Lo invisible, que no vale la pena decir.

Y estamos juntos, llenos de casualidades,
en un prado que revuelca tus demonios,
con mis leyendas de lo que fue antes del nosotros

Quisiera tanto ser un accidente.
Darte un susto mágico que te cambie para siempre

Compañero, no eres mi tropiezo.
Te recorro en plazas ocres, antiquísimas,
visito tus paisajes construidos con saltos de infancia,
tus casas, tus gentes, tus ciudades ya caminadas.
  
Y veo tus ganas de desnudarme por tiempos,
De jugar escondite con mi niña perdida,
De pelear con la rebelde vergonzante.

Pero allí, cuando me abriste la puerta por primera vez,
supe que tenía mi lugar dentro de ti.
Es una espera cálida, me siento y observo.

Y llegas como una sarta de nudos
Una sonrisa de aparecido,
dices una sola palabra y ambos nos damos cuenta:

Ya estabas aquí.

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